¡Tú ya lo sabes!

“Tú ya lo sabes», me dijo el otro día mi hija de 15 años.

Frente a una afirmación de tal contundencia quedé sorprendida de haber adquirido, de golpe y sin saberlo, la capacidad de adivinar cosas que desconocía. Pensé que aquel acontecimiento me otorgaba ciertas cualidades propias de las brujas.

Hacía tiempo que tenía la sensación de ser medio bruja, sobretodo después de protestar por enésima vez sobre el desorden reinante en nuestra casa. Aquello acabó de confirmar mis sospechas: me había convertido, finalmente, en bruja.

Debo confesar una cosa. Cuando mi hija me respondió: «Tú ya lo sabes» a la pregunta: «¿Qué te pasa?, no tenía muy claro que le pasaba realmente.

Tuve que insistir con unas cuantas preguntas, pedir aclaraciones, hacer sugerencias, para descubrir la posible raíz del problema. Habiendo recibido como respuestas frases del tipo: «ahora no» o «no me apetece hablar», pasé a la siguiente fase: interpretar su cara larga, enfurruñada y con la mirada fija en el suelo de la habitación.

Finalmente, y después de un buen rato, intuí, más o menos, lo que le podía pasar, a pesar de que no me lo contó en ningún momento. Sólo soltó la magnífica frase que acabó por convertirme en bruja: «Tú ya lo sabes».

Bienvenida al mundo de la adolescencia, me dije.

¡Estoy en facebook!

El tema de facebook da mucho que pensar a muchos padres/madres y, a menudo, sin que esto les lleve a ninguna conclusión clara. Claro, en nuestra época no existían cosas como las redes sociales y ara toca enfrentarnos a esta desconocida inmensidad. Como siempre lo mejor es estar informados.

Si el individuo en cuestión (léase adolescente) tiene otros intereses, aficiones, cosas que hacer y no está las veinticuatro horas del día conectado, no existe motivo de alarma.

Otro tema es como lo utiliza. Vale la pena hablar del tema. Lo más básico que yo les he comentado a mis adolescentes es que no pueden dar información personal, ni hacer comentarios desagradables, racistas, ni cosas por el estilo. Tampoco vale colgar fotos inadecuadas (aunque preferiría que no pusieran ninguna. Esta es mi lucha), etc.

Si se utiliza bien es una herramienta como cualquiera otra de las que hoy en día están a nuestro alcance. Tampoco creo que debamos huir de las nuevas tecnologías como si fueran obra del diablo.

En esta etapa de su crecimiento, llena de inseguridades, facebook parece que funciona como una herramienta de cohesión social; el adolescente siente que forma parte de un grupo y busca la aceptación de los demás. El riesgo estriba en que quiera hacerse el «chulo» o parecer el más «guay». Antes esto se hacía pero en persona y algunos no se atrevían a decir según que cosas. Las nuevas tecnologías pueden actuar como un muro de protección que facilita decir cosas que en «directo» no se dirían.

Por otro lado, facebook es una nueva manera de comunicar-se. Los chats privados con un grupo de amigos pueden facilitar la comunicación de aquellos a quienes les resulta más difícil hablar con los demás (siempre que esto no substituya los encuentros «reales» con amigos).

Como todo en la vida, lo importante es utilizarlo en su justa medida y de la mejor manera posible.images 2 15.30.48

Sobre la maternidad

Hay muchas maneras de ejercer nuestra maternidad, diferentes estilos de afrontar los retos que supone ser madre. Lo mejor sería que cada una pudiera ejercer este papel según le pareciera más adecuado.

Está claro que hay muchas mujeres que se ven obligadas a trabajar más horas de las que les gustaría en lugar de poder pasar más tiempo con sus hijos. Otras optan por mantener su vida profesional como prioridad porque de esta manera se sienten más realizadas y esto les permite disfrutar más de sus hijos cuando están en casa. Algunas deciden reducir su jornada laboral para combinar las dos cosas. Otras no trabajan fuera de casa por voluntad propia o porque se ven obligadas a ello.

Son diferentes maneras de distribuir el tiempo que se dedica a los hijos.

Lo que me entristece es ver madres que quieren defender su valía profesional a costa de sacrificar el tiempo que pasan con sus hijos, cuando en realidad preferirían estar con ellos. Me refiero, más bien, a un feminismo malentendido; cuando la mujer para demostrar que puede hacer el mismo trabajo fuera de casa que el hombre se obliga a trabajar un montón de horas y sufre porque no ve todo lo que le gustaría a sus hijos.

La mujer/madre debería creer en su valía profesional sin necesidad de demostrar nada. Sí, ya sé que el entorno de trabajo no facilita mucho este aspecto, pero creo que cada una debería poder ejercer la maternidad de la manera que le pareciera más adecuada. En esto tenemos mucho que aprender de muchos países europeos que facilitan el tema de la conciliación.

Y esto, evidentemente, también es aplicable a los padres.

Madre imperfecta

Creo que, como a muchas otras madres, me asalta la idea, a veces, que lo hago fatal. Es aquella sensación de que puedes hacer más o que lo puedes hacer mejor o que lo tendrías que hacer de otra manera.

El otro día leí (perdón porque no recuerdo donde. Tendré que anotarme las cosas) que, en general, las madres nunca decían que eran buenas madres y que solían tener la sensación de no hacerlo suficientemente bien. Estoy de acuerdo.

Como mis hijos ya están en la adolescencia o casi, hace tiempo que estoy en esto de la maternidad y por eso he dejado de preocuparme por esta sensación de no ser una madre perfecta, que a veces aún me ataca.

Así, cuando me vienen las dudas del tipo: «¿lo estaré haciendo bien?, «¿les protejo demasiado?», «quizás debería hablar más con ellos», «quizás debería ser más estricta», etc.etc.etc., hago gala de mi madurez maternal y me digo a mi misma que las dudas son buenas y que yo hago lo mejor que puedo. Así que «tira pa lante» y ¡no te preocupes tanto!

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Sobre este blog

La idea que me llevó a empezar este blog era la de compartir las vivencias, experiencias de mis hijos adolescentes pero no desde un enfoque pesimista.

Me gustaría, más bien, que la tarea de escribir este blog me diera la oportunidad de observar desde distintas perspectivas esta etapa de su vida y describirla como una época de cambio pero sin miedos, angustias o quejas.